Las prácticas supervisadas en Biodanza son un componente fundamental en la formación de profesionales de este sistema. Son un espacio donde los estudiantes, en las etapas finales de su formación, ponen en práctica sus conocimientos y habilidades bajo la atenta mirada y guía de un profesor didacta experimentado.
¿En qué consisten?
Las prácticas supervisadas consisten en la facilitación de sesiones de Biodanza a grupos reales, con la supervisión y evaluación constante del didacta.
Esta supervisión se realiza a través de:
- Observación: El didacta observa la dinámica de la sesión, la interacción del estudiante con el grupo y la ejecución de las diferentes propuestas de la clase.
- Feedback: El didacta ofrece al estudiante una retroalimentación constructiva, destacando sus fortalezas y áreas de mejora, con el objetivo de fortalecer su desarrollo como facilitador.
- Orientación: El didacta brinda al estudiante apoyo y orientación para optimizar su práctica, resolver dudas y fortalecer su seguridad y confianza.
¿Qué se busca con las prácticas supervisadas?
Las prácticas supervisadas persiguen diversos objetivos como consolidar el aprendizaje ya que permiten al estudiante integrar los conocimientos teóricos y técnicos adquiridos durante la formación, poniéndolos en práctica en un contexto real, desarrollar habilidades y competencias esenciales para la facilitación de Biodanza, como la comunicación, la gestión del grupo, la creatividad y la capacidad de responder a las situaciones que emergen in situ.
Además, le permitirá cultivar la autoconfianza a través de la experiencia y la retroalimentación del didacta, ganar seguridad y confianza en su capacidad para guiar a un grupo. Por último, afinar el estilo personal ya que las prácticas supervisadas son un espacio para que el estudiante explore y encuentre su propia voz y su forma única de conectar con el grupo.
¿Dónde se realizan las prácticas supervisadas?
Los futuros facilitadores son llamados a convocar un grupo de personas que no conocen el Sistema, que llegan por primera vez. Son grupos netamente iniciales. Además pueden también, hacer sus prácticas en diversos contextos de la comunidad: organizaciones o instituciones de salud y educación.
En resumen, las prácticas supervisadas son un componente fundamental en la formación de profesionales de Biodanza. Ofrecen un espacio de aprendizaje invaluable donde los estudiantes pueden poner en práctica sus conocimientos, desarrollar sus habilidades y construir su propia identidad como facilitadores, contribuyendo al mismo tiempo al crecimiento de la comunidad de Biodanza.